Suponer…

A veces suponemos y suponer, no siempre es bueno:
«Al padre Sloan, que tenía un tic que le hacía guiñar un ojo, lo enviaron a una parroquia en Nueva York.
Sloan preguntó al taxista por un buen hotel –mientras guiñaba- y el taxista malinterpretó el guiño y lo llevó a un burdel.


El párroco le pidió a la madame una buena habitación –mientras guiñaba-. Y esta lo tomó de la mano y lo llevó a una habitación llena de chicas, y le pidió que eligiera.
Pero el padre Sloan dijo –mientras guiñaba- que no quería ninguna chica.
La madame se acercó a la escalera y voceó: ¡Eh, George, aquí hay uno para ti!.»

No es bueno suponer a la ligera, nos puede llevar a falsas interpretaciones.