Somos maravillosamente imperfectos

Sí, no me lo nieguen, vemos la pajita en el ojo ajeno, y no la viga en el nuestro…

Somos tan absolutamente majaderos que no aplicamos la vara de medir en nuestro comportamiento, pero si en el foráneo.

Nos vestimos con hábitos morales para reprochar el comportamiento del vecino, conocido, compañero de trabajo, amigo; y de puertas adentro del hogar muchos le harían sacar los colores al mismísimo Rasputín, (que en esto de juergas “flamencas” sabía un rato)

Por otro lado, criticamos la corrupción de políticos y a la mínima que podemos-y seamos realistas- intentamos emular estos comportamientos pidiendo facturas sin IVA o falseando la declaración de la renta.

Pijisima de postureo y loca del coño disfrutando de lo lindo; ambas en el Sónar 2017

Nos dejamos manipular por mensajes populistas que nos conducen cual ganado lanar, aprovechando el descontento general. Nos aborregamos en un falso “espacio de confort” que nos reduce la capacidad de razonar.

Y entonces, cuando llegan estas fechas, a escaso mes y pico de las deseadas vacaciones, reflexionamos y queremos poner remedio a esos errores, pero solamente de boquilla…

Así que ponga de su parte y no pierda el tiempo farfullando promesas que luego no cumplirá.

¡Somos maravillosamente imperfectos!

Y por eso no estamos destinados a recorrer una existencia aburrida. Haga caso a su instinto y déjese llevar. No encorsete su vida con convencionalismos que lo único que hacen es quitarle magia.

Sea valiente, sorprenda y deje que le sorprendan. Si no me hace caso se sentirá usted cada vez más mal, más amargado, más frustrado, más raro que; un pulpo en un garaje.

Sonría y salte al vacío, ¡vuele!