NO PUEDO VIVIR SIN TI

Es cómo si sintieran un miedo atroz al olvido.
Una necesidad imperiosa de presencia siempre, al
instante; en cada momento.
 Tienen un apetito
vital de ser tenidos en cuenta para todo y todos
los temas que suceden al instante en su círculo
de amistades.
 Si no reciben al momento una
respuesta a su mensaje en las redes sociales una
angustia les invade y los pensamientos retorcidos
hacen mella en su mente -¿por qué no me
contesta?…¡no puedo soportarlo!-

 

«Y te los cruzas constantemente por la calle; es
ese zombi que va caminando sin mirar al frente,
únicamente pendientes de la pantalla de su
teléfono»

Y los ves en los bares compartiendo
tiempo con sus “friends”, son cómo un corrillo
de postes inertes con la cabeza inclinada en ese
terminal que les da la vida. Y ya no hablan entre
ellos, tan sólo practican la paráfrasis de los
textos que leen en su aparato.
 Son esa pareja
que están en la mesa de al lado en el restaurante
y que no se miran, que se ignoran, porque su
mejor amigo vive entre sus manos, vibrando y sin
parar de resplandecer.
 El motorista que
aprovecha el rojo del semáforo para escrutar si
le entró algún mensaje.
 Es el/la triste imbécil
que deja el aparato cerca, en la mesilla de
noche, por si le llama alguien, mientras retoza
con su amante.

Son los nuevos esclavos del siglo XXI y no lo saben…

¡Ni quieren saberlo!