Estaban, las que pensaban que el blanco es síntoma de pureza. Que la mujer, sólo podría demostrar su feminidad pintándose como una puerta con maquillaje y punto.
Que lo del “arte de la tinta”- los tatuajes- era para mujeres de dudosa gracilidad.
Están, las que haciendo caso a “esa” sociedad hipócrita, llevan tatuajes, pero ocultos a la vista.
Estarán las personas que pensarán, emborrachados en un «clasismo» extremo, que los tatuajes no están bien para según que estatus social, y lo peor, los que creerán que resta empoderamiento femenino a quienes los portan.
¡Craso error!
Viéndote con tu mirada, no dejo de mirarte, de observarte, de estudiarte… de escucharte:
“Alfonso, todavía soy joven y prometo… -sonrío- Quiero vivir buenas experiencias con gente interesante que me pueda aportar… No quiero tener nada que me reste. Sé hacer buena criba”
Sabes lo que quieres y estas segura de lo que no quieres…
Y sigo viéndote con tu mirada… y me gusta lo que observo, lo que siento, lo que escucho.
Y pienso que afortunadamente, cómo siempre, la evolución social quita razón a la sinrazón.
Y si no, a ver quien es el insensato que no ve algo más que belleza en ti, Rebeka. Viéndote con tu mirada y escuchándote con tu voz.