Estamos siendo testigos últimamente de bastantes casos de suicidios por parte de adolescentes que sufren acoso escolar (bullying). El ser humano-entre otras cosas-es cobarde y cruel, es poco conocido el sentimiento de remordimiento.
En patios de colegio, pasillos de la escuela y clases de esta; muchos de estos jóvenes incomprendidos y muchas veces poco escuchados por sus padres, sufren estos ataques. ¡Gordo! ¡Fea! ¡Tonta! ¡Vete a tu casa, aquí no pegas! (por no decir otras «lindezas» que son mucho más fuertes) Muchos son testigos de este criminal acoso, pero como PONCIO PILATOS lo ven todo y se lavan las manos; no quieren saber nada. Cual borregos son testigos del martirio por parte de sus compañero/as al atormentado/a y su silencio es también su culpa. Como remate final tenemos el Circo Romano de las redes sociales. Allí- amparados en el anonimato-muchos clavan la estocada final al martirizado, soltando crueles insultos sin piedad, acudiendo al olor de la sangre y vísceras como si se tratase de la última cena de un cerdo. Estos jóvenes verdugos se regocijan entre ellos haciendo pantallazos intercambiandolos entre sí, para gran algarabía y cachondeo.
«Cuando ya no puede más, cuando no es escuchado/a ni por parte de su familia, ni por parte del profesorado, la víctima decide poner fin a su joven vida. Así de sencillo, así de cruel»
Luego llegan los días de duelo. «Lágrimas de cocodrilo» por parte de las/os jóvenes compañeras que con su silencio también fueron culpables del sufrimiento y muerte de la martirizada/o. El sufrimiento de la familia que en algunos casos fueron ignorantes de lo que realmente sucedía y en otros casos, no. Por parte del profesorado, que en muchos casos decidieron mirar a otro lado, y que en su dia lo sentenciaron como «cosas de críos«, prometen reuniones para atajar el problema, con la palmadita en la espalda del político de turno. Y finalmente, para las que en muchos casos propiciaron una paliza a la finada, un simple castigo social al ser menores de edad.
Así, estas/os jóvenes hijos de la Grandisima Puta siguen con sus vidas…
Pasarán los años y nadie recordará ya a la pobre desgraciada que decidió poner fin a su vida. Tal vez ella misma con su desgarrador acto de suicidio, quiso dar un último grito de socorro, tal vez.