El libre albedrío para someter a nuestro personal juicio las informaciones que nos llegan, forma parte de nuestra libertad cómo individuo.
Que en una tribuna, en un acto público, en un medio de comunicación, en una red social o en una conversación, alguien se tire un “pedo cerebral” pasa diariamente, no nos engañemos.
«A mí personalmente me preocupa que unas mentes descerebradas nos quieran llevar a la España de 1936 o al Medievo, que es lo mismo»
El problema radica en dar cómo irrefutable esa opinión o criterio. Y eso, desgraciadamente, también pasa.
De igual forma sucede, y hete aquí la paradoja, que nos quieran imponer un criterio cómo única verdad.
A mí personalmente me preocupa que unas mentes descerebradas nos quieran llevar a la España de 1936 o al Medievo, que es lo mismo. De locos siempre sospeché que hay más fuera que dentro de los centros psiquiátricos.
Pero lo que me escandaliza sobremanera es que existan personas que aplaudan estas salvajadas con un “favorito” o un “me gusta” (los famosos “likes”)
Estos no han aprendido nada, ni lo desean.
Libertad es la capacidad de decisión; de opinión, pero con responsabilidad.
El libertinaje, por su parte, es el abuso de la libertad hacia el caos y la decadencia y no estoy hablando de cuestiones moralmente íntimas. Esas, cada uno las dirime como quiere con el respeto que le profesa a la persona con quien las acuerda de puertas para adentro.
Esta es mi opinión, no la tomen por irrebatible, faltaría más.