“La vida no tiene secretos, creo que tiene verdades ocultas que yacen bajo la superficie”
Eso es lo que yo pienso cuando escribo sobre algo.
Podríamos decir también que nada es verdad ni mentira, más bien depende del color con que se mire.
También podríamos afirmar que la mentira es una historia fantástica, estropeada por la verdad.
Yo conocí a lo largo de mi vida a personas que viven una mentira y son felices y también traté con otras que, casados con la verdad, lo son igualmente.
Algunas veces tuvimos que decir la verdad más absoluta para abrir los ojos a alguien:
”Pepa cielo, pesas 112 kilos y mides 1,50, la minifalda no te queda bien”
Pero si la tal Pepa, quiere vivir en “su mentira” pensando que le queda bien… ¿quién se lo va a impedir?
Yo desde luego, no.
A veces decir la verdad es necesario, pero otras, mentir es obligatorio:
” Cariño, ahora me estoy recuperando de una ruptura reciente por eso no puedo comenzar una relación contigo”
Esta mentirijilla queda mejor que decir:
¿Salir contigo? ¡Yo a ti no te toco ni con un palo!
Todos, a lo largo de nuestra vida hemos dicho grandes verdades, pero también mentiras absolutas.
En fin, Pepa es muy gorda y la minifalda le queda fatal y la otra que pretende salir con el tipo que le pone excusas sentimentales, lo tiene crudo.
Esa, es la verdad.