«Amortal«
Catherine Mayer acuñó este concepto que sirve para describir a las personas que viven sin pensar en la edad -yo soy de ese club-
Conozco a una escritora que se lanzó, finalmente, a los siempre difíciles menesteres de publicar parte de sus vivencias. Uno puede ser prosista sin necesidad de dedicarse a ello toda la vida, como es el caso de Cristina Ogazón; que es de quien les hablo.
Ogazón, abogada de profesión (y me salió un simpático pareado) lleva escribiendo pensamientos, cartas y reflexiones toda su vida. A veces escribía a sus hijos, amigos y para ella misma… Pero hete aquí que un acontecimiento de lo más personal, le dio el empujón a publicar su primer libro.
«Ciertas escalas en este viaje que llamamos vida nos impulsan a un desenfreno vital, a un éxtasis…»
Cartas a mi marinero
Así se llama su libro; no voy a hacer spoiler sobre el contenido de la obra ¡tenéis que leerla! Pero sí diré que la autora se abre en canal en sus páginas; sin tapujos, sin miedos, sin condicionantes. ¡Eso es ser amortal!
Ciertas “escalas” en este viaje que llamamos vida nos impulsan a un desenfreno vital, a un éxtasis. Algunos lo llaman amor, yo lo defino: “saborear la vida”
Y Cristina Ogazón relata en su libro el “regalo de vida” que encontró en tierras italianas. Define colores, olores, sabores, sensaciones, vibraciones. Lo hace con sinceridad, sin vergüenza, ya que la autora vive el “hoy” sin pensar en el mañana, que al fin y al cabo es el secreto- al menos eso pienso yo- de la felicidad.
Sigue escribiendo “Cri”, se te da bien.