Vivimos en tiempos de conflicto, ya que las redes (Twitter, Facebook y Blogs que abren indocumentados de medio pelo) crean el desconcierto.
Tiempos en los que se crea, con ellas, un equívoco entre lo que significa la libertad de expresión y lo que es un “pedo cerebral” escrito por un berzotas.
Yo lo asemejo a dar una pistola a un simio; al final el animal se volará el cráneo chupando el cañón del arma o le pegará un tiro a alguien de alrededor. Eso pasa con las opiniones vertidas por estos zoquetes, aspirantes a “periodistas ocasionales” y que en realidad son practicantes del “postureo” y zampabollos profesionales en eventos donde son invitados.
Yo les recomendaría encarecidamente que regalasen sus opiniones en un foro que en este país siempre los acogió con cariño, los bares. Emplazamientos en donde cada cual la puede soltar más gorda sin temor al rechazo popular.
En estos tiempos cada vez más personas se la cogen con papel de fumar, y cualquier tema parece sensibilizar sus tripas, por eso verter un cuesco en forma de escrito puede ser letal.